Calefacción por Biomassa

Las calderas de biomasa funcionan de manera similar a las de gas o gasoil, pero, al utilizar residuos vegetales, son más ecológicas. El biocombustible más habitual es el pellet, un pequeño cilindro creado con desechos de madera, aunque también pueden consumir, astillas y leña, e incluso hay modelos de calderas que pueden aprovechar restos de poda, huesos de aceituna o cáscaras de almendra. La contaminación que aporta la biomasa es mínima, debido a que el CO2 que emite en la combustión se considera neutro, pues es el que la planta absorvió en vida. La instalación de una caldera de biomasa suele resultar ligeramente más cara que la convencional, pero el combustible que usa es mucho más barato que los de origen fósil, por lo que la inversión se amortiza a medio plazo.

En una zona montañesa como la nuestra, la gran protagonista es la leña, conseguida bien por compra o por aprovechamiento de los montes comunales. Las chimeneas calefactoras, bien con funcionamiento único o complementadas con caldera de gasoil, son las que nos proporcionan el mejor calor hogareño y un alivio para nuestros bolsillos.

Mencionar por último las calderas de gasificación de leña que con su llama invertida, y sus ventiladores, funcionando a la orden de termostato de ambiente, ahorran hasta el 40% de combustible y debido a su alto aprovechamiento, producen un volumen de cenizas mínimo.