Este sistema aprovecha la estabilidad térmica del subsuelo a lo largo del todo el año para aportar calor y frío a una vivienda. Entre los quince y los veinte metros de profundidad, la temperatura del subsuelo se mantiene constante entre 12ºC y 17ºC consiguiendo mejores temperaturas a mayor profundidad. En invierno ese calor almacenado en el subsuelo puede trasladarse al interior de la vivienda, mientras que en verano, el calor del edificio puede traspasarse al subsuelo. El sistema geotérmico se sirve de un sistema de perforaciones del suelo y de una bomba de calor para aprovechar esa temperatura templada. Es uno de los sistemas más eficientes en la actualidad ya que pueden conseguirse ahorros de hasta un 75% garantizando un funcionamiento fiable y eficiente. Por otro lado, su mantenimiento también es mínimo. Pero en su contra, es más complejo y más caro de instalar que otros, fundamentalmente por los costes de las perforaciones.